Hasta que el terrorismo acaparó la atención internacional después del 11 de septiembre de 2001, el debate que había dominado la agendade las relaciones internacionales durante la última década del siglo XX y los primeros años del XXI fue el de la intervención humanitaria – esto es, la cuestión de cuándo, si correspondiera, resulta apropiado que los Estados utilicen la fuerza armada en otro Estado, con el propósito de proteger a las poblaciones vulnerables que se encuentran en peligro en ese otro Estado, como en los casos de Ruanda, Sbrenica, Darfur, Libia o Siria. Ello plantea un dilema entre el respeto a los principios de soberanía y no intervención y la necesidad deproteger a las poblaciones en peligro en casos de violaciones graves, masivas y sistemáticas de sus derechos humanos y/o del derecho internacional humanitario.El libro hace hincapié en las cuestiones normativas y operacionales centrales en torno a si la fuerza militar debe ser utilizada en la protección de los derechos humanos y el derecho internacional humanitario y, en caso afirmativo, cuándo, cómo y por quién. Estas cuestiones son abordadas tanto desde un punto de vista jurídico como político, proponiendo ideas para alcanzar un consenso que contribuya a la consolidación normativa del principio de la responsabilidad de proteger.
Ricardo Arredondo explica que las categorías tradicionales que se han utilizado para analizar, justificar y establecer la legalidad de la intervención armada unilateral han sido insuficientes para comprender la complejidad de la interacción material entre la legalidad, la moralidad y el deseo político de los Estados por intervenir frente a casos de violaciones masivas y flagrantes a los derechos humanos y/o al derecho internacional humanitario y sus respectivas justificaciones por parte de los Estados.
El autor afirma la necesidad de construir un nuevo consenso internacional sobre la responsabilidad de proteger en las Naciones Unidas, ya que éste otorgaría tanto legalidad como legitimidad a las acciones que tiendan a defender a los más débiles de la violencia y los atropellos contra sus derechos básicos.