Las razones de Malvinas que cualquiera puede entender
Dicen, desde Pascal, que el corazón tiene razones que la razón no comprende. No es así en el caso de las Islas Malvinas argentinas.
Cuando a los argentinos se nos habla de Malvinas lo primero que se nos mueve es el corazón, se agita y queda alerta por una injusto despojo sin resolver. Pero éste es uno de los casos en que los motivos del corazón nacen de la razón y los puede entender cualquiera.
La justicia del reclamo de soberanía argentino sobre las Malvinas y demás archipiélagos del Atlántico Sur apropiados por Gran Bretaña está sostenida por razones históricas, jurídicas, políticas y hasta ecológicas que todo el mundo las va comprendiendo. Sólo algunos simulan no entender esas razones.
Repasemos las principales:
Durante los últimos años Argentina ha reactivado un sostenido esfuerzo político y diplomático para abrir negociaciones que provoca un creciente aislamiento de Gran Bretaña en su posición.
Siguiendo a la UNASUR, a fines de 2011 el Mercosur acordó tomar en diciembre pasado “todas las medidas susceptibles de ser reglamentadas para impedir el ingreso a sus puertos de los buques que enarbolen la bandera ilegal de las Islas Malvinas”. Simultáneamente, llegaba el compromiso de China de mantener una “posición invariable” a favor de negociaciones.
Entonces, a la mañana siguiente, el primer ministro David Cameron abrió los periódicos y pudo leer en un editorial del prestigioso The Guardian: “La verdad es que la música de fondo ha cambiado. Los países latinoamericanos ya no piden consejos a Europa ni a los Estados Unidos. Crecieron y hacen lo suyo. Esta semana el reclamo de la Argentina se vio reforzado (…) el sentido común sugiere que los dos países deben reunirse para negociar una solución”.
Un año antes, Cameron había repetido casi rutinariamente el libreto británico sobre la autodeterminación de los actuales isleños y su negativa a negociar. Pero esta vez, se declaró “muy preocupado” por la prohibición del Mercosur a barcos con bandera malvinense. Agotados los argumentos para disfrazar la explotación indebida de recursos petrolíferos y pesqueros, con riesgo para el medio ambiente, lo que acusa Londres es el peso neto de las razones argentinas. Y se lo empiezan a hacer notar sus socios de la Unión Europea.
Nuestro país, arropado por la comunidad sudamericana, ha sabido mantenerse firme en su estrategia: crear las condiciones políticas propicias para la negociación de la soberanía. Y lo que preocupa a Gran Bretaña es que no haya ya organismo internacional donde no afronte la elemental demanda de negociar.
En vísperas de los 30 años del conflicto armado de 1982, es imperioso mantener el mismo espíritu, ése donde nuestro corazón y nuestra razón entienden lo mismo, pero actúan con la paciencia y la inteligencia de quien sabe que más pronto que tarde, con todo el mundo al tanto de la verdad del asunto, la Historia pondrá en su lugar al único que no se da por enterado. Y no precisamente por razones sentimentales.
Este articulo fue publicado en el diario BAE
Esta entrada fue modificada por última vez en 20/01/2012 15:52
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