Agregó el embajador que “con esta acción Argentina busca que haya una mayor protección de las especies y los ecosistemas, con lo que se contribuirá a la mejora de la diversidad biológica, al desarrollo y bienestar humano”.
El consenso entre los países signatarios de la Convención sobre la Diversidad Biológica fue establecer objetivos para garantizar la biodiversidad hasta el 2020.
Estos incluyen la protección de al menos 17% de los ecosistemas terrestres y de agua dulce, y el 10% de los ecosistemas marinos y costeros en el planeta. La pérdida de hábitat – especialmente de los bosques – se debe reducir al menos un 50%, alcanzando casi el 100% en algunos casos.
Finalmente, Arguello sostuvo que “Argentina, país pleno de diversidades, es un importante centro mundial de origen de especies útiles y un reservorio genético de enorme valor” y agregó que “el Protocolo ofrece un enfoque innovador a las acciones de conservación y protección de las especies vivas, al tiempo que ofrece beneficios para todos”.
El protocolo establece reglas de compensación para los países menos industrializados y las comunidades indígenas que arguyen que ciertas plantas que han ayudado a preservar durante milenios son utilizadas como material genético en productos farmacéuticos muy rentables sin que ellos reciban remuneración alguna.
Tras seis años de negociaciones, el 29 de octubre de 2010, en la 10ma Conferencia de las Partes de la Convención sobre Diversidad Biológica, celebrada en Nagoya, Japón, se adoptó el Protocolo de Nagoya sobre Acceso a los Recursos Genéticos y participación Justa y Equitativa en los Beneficios que se deriven de su utilización.
Listado de países signatarios: http://www.cbd.int/abs/nagoya-protoco/signatories/