Se abre una nueva ventana entre el Mercosur y Rusia
Vitus Bering, danés al servicio de Rusia, y Fabian von Bellinghaussen, ruso, fueron dos exploradores que en distintas épocas recorrieron los inmensos mares del lejano polo norte y así descubrieron un estrecho en el extremo norte de América y Asia que separa dos costas cercanas, y que por ende se transforma en una vía de comunicación entre los dos inmensos continentes.
Con ese espíritu metafórico, los periodistas y amigos Sergey Brilev, ruso, y Gerardo Bleier, uruguayo, lanzarán en el próximo mes de julio el Instituto Bering Bellinghaussen para las Américas (IBBA), con la intención de promocionar y potenciar el intercambio económico y cultural entre la Unión Aduanera que componen Rusia, Bielorrusia y Kazajistán, con el ámbito sudamericano.
Brilev y Bleier se conocieron en Uruguay, pero ambos compartieron espacio a nivel profesional en Europa. Bleier fue durante algunos años corresponsal de El Observador en el viejo continente, con base en Estocolmo, Suecia. A la caída del Muro de Berlín y luego de todo el régimen comunista, Brilev ayudó a Bleier en una entrevista con Alexander Yákovlev, el intelectual que creó la perestroika y la glasnot, principal asesor de Mijaíl Gorbachov. Bleier, además, fue asesor en comunicación de la presidencia durante el gobierno de Tabaré Vázquez, entre 2005 y 2010.
“Todos los proyectos se constituyen institucionalmente, y este lo hace porque es una ONG, y se parecen a sus creadores. Sergey Brilev, el presidente del instituto, y yo,su vicepresidente, tenemos una amistad de muchos años. Lo que caracteriza esta amistad es la curiosidad crítica. Los dos somos periodistas, los dos vivimos experiencias muy ricas existencialmente”, explica Bleier.
Tanto Brilev como Bleier perciben que las elites mundiales actuales están muy ideologizadas en su comportamiento político. “Si se observan los discursos de la mayoría de las elites se percibe una densidad ideológica muy propia del siglo XX. Y el mundo está cambiando dramáticamente. El mundo se encuentra en un proceso de transición, de instituciones que dieron respuestas a los problemas globales después de la Segunda Guerra Mundial, que no están pudiendo dar respuestas hoy”, opina Bleier.
Para el periodista y analista todo esto genera un enorme desafío intelectual. Con el IBBA se proponen estimular intercambios tanto económicos como culturales entre estos dos grandes bloques.
“¿Cómo se genera una masa crítica que permita la gobernabilidad de la globalización mediante el multilateralismo? Justamente, produciendo intercambios que generen fenómenos materiales que propicien este multilateralismo”, explica.
El intercambio comercial y la oportunidad de negocios que abre este nuevo escenario mundial ponen al Mercosur y la Unión Aduanera liderada por Rusia en un lugar interesante del tablero global.
“El propósito esencial del instituto es propiciar intercambios para facilitar oportunidades de negocios, que las hay y muchas, inexploradas, entre esas dos áreas del mundo”, dice Bleier.
Los intercambios que pretende potenciar esta institución tienen dos patas esenciales: lo comercial y lo intelectual. Las acciones del IBBA, que tendrá su lanzamiento público y online el próximo 14 de julio, apuntan hacia el intercambio para promover el conocimiento personal de actores que se desenvuelven en el mundo de los negocios.
Esto genera hechos, interconexiones entre seres humanos, que son la base de otro tipo de intercambios multilaterales.
Bleier destaca que el horizonte de trabajo del IBBA apunta a facilitar intercambios intelectuales y culturales que permitan hacer una lectura del siglo XXI con mentalidad del siglo XXI. “Nuestro objetivo final es contribuir con esta red de contactos a crear un mundo más pacífico”, dijo Bleier. “Le damos mucha relevancia al estímulo y diseño de trabajos de consultoría que pongan a interactuar a grupos de pensadores de nuestra región y de Rusia. No pretendemos cumplir otra función que la de generar intercambios. Este instituto no está fundamentado en el interés sino en la lógica cultural de promover los intercambios. En ese es muy siglo XXI”, recalca Bleier.
El IBBA tendrá una base física con oficinas en Montevideo, Buenos Aires y en Moscú, en una primera etapa. Eventualmente podrá ampliar sus bases en otras ciudades de América del Sur.
El instituto se financia con sponsors particulares privados, tanto de Sudamérica como de la Unión Aduanera liderada por Rusia. “Son sponsors que estén dispuestas a habilitar estos intercambios. Por suerte, hay mucha gente que está en ese proceso”, subraya Bleier, quien también destacó que Rusia y el Mercosur presentan un montón de similitudes en su desarrollo y en búsqueda de oportunidades.