CARTA ENVIADA POR EL GOBIERNO DE LA REPÚBLICA ORIENTAL DEL URUGUAY A LOS MINISTROS DE RELACIONES EXTERIORES DE TODAS LAS REPÚBLICAS AMERICANAS
República del Uruguay
Ministerio de Relaciones Exteriores
Montevideo, Agosto 2 de 1933
Señor Ministro: Por decisión de la Sexta Conferencia Internacional Americana reunida en La Habana, la próxima reunión de las Naciones de América deberá realizarse en la Ciudad de Montevideo.
Habiéndose fijado definitivamente por la Unión Panamericana en acuerdo con el Gobierno del Uruguay, la fecha del 3 de Diciembre para la Sesión inaugural de la Séptima Conferencia, mi Gobierno tiene el alto honor de dirigirse al de Vuestra Excelencia para transmitirle la invitación correspondiente, en la esperanza de que ningún país americano dejará de estar presente en la futura Asamblea de las Naciones americanas.
El orden del día de la Séptima Conferencia Internacional Americana, ha sido oportunamente remitido a Vuestra Excelencia por la Dirección de la Unión Panamericana, junto con el Reglamento del certamen.
Superfluo empeño sería el de poner de relieve en esta ocasión la importancia capital de los temas que han de ser examinados, ya que la excepcional gravedad de la hora confiere a la futura Asamblea de los países americanos una trascendencia inigualada hasta hoy.
La honda preocupación angustiosa creada por las dificultades económicas, financieras, políticas y sociales en que se debaten al par que los demás países, los estados del Nuevo Mundo, crearán en torno de la Conferencia un ambiente de serenidad expectante y de inquieta esperanza.
Fuerza será que un agudo sentido de la realidad se abra paso a través de lo que hasta hoy ha constituido un ideario cuya concretización paulatina en los hechos, se viene operando desde hace ya varios lustros.
La interdependencia económica deberá ser examinada en un sentido sincero y profundo del interés fraternalmente reciproco, de todos los pueblos del continente.
La América puede y debe hacer con su vocación creadora la nueva vía que conduce a la estabilidad pacífica externa e interna y al trabajo que sólo es fecundo cuando se le remunera equitativa y normalmente.
Es necesario que haya fe entre los hombres y entre las Naciones; que la paz política y la paz económica marchen de consuno, puesto que ambas son aspectos del leal entendimiento de las Naciones; que no se cierren los ojos a la dura e infausta realidad; en fin, que el Panamericanismo y la fraternidad sean lo que deben ser, una afirmación de energía incesante hacia una superación colectiva.
Con tales esperanzas confía el Gobierno del Uruguay que el de Vuestra Excelencia tendrá a bien concurrir a la futura Asamblea de las Naciones de América a celebrarse en Montevideo donde serán recibidos los delegados de ese país, por sus hermanos uruguayos, con el júbilo afectuoso y la cordial acogida propia de los fraternos encuentros.
Reitero con este motivo a Vuestra Excelencia las seguridades de mi más alta consideración,
Alberto MaM