La agricultura, como la explotación del suelo para la producción de materias primas fundamentales destinadas a alimentar tanto a humanos como a la ganadería, ha sido objeto de cooperación internacional desde hace mucho tiempo. Las discusiones y esfuerzos internacionales en esta área se remontan al primer Congreso Internacional de Agricultura en 1889 en París, que dio lugar a la creación de la Comisión Internacional de Agricultura y, posteriormente, al establecimiento del Instituto Internacional de Agricultura en Roma en 1905.
A lo largo de los años, la Sociedad de Naciones y más tarde las Naciones Unidas organizaron una serie de conferencias y reuniones internacionales para abordar los problemas agrícolas y de alimentación a nivel global. Estos esfuerzos llevaron a la creación de la Organización de Alimentación y Agricultura (OAA/FAO) como uno de los principales organismos de las Naciones Unidas.
Los principales postulados de las resoluciones tomadas en conferencias y reuniones internacionales, como la de Hot Spring en 1943 y la II Conferencia de las NU en Quebec en 1945, incluyen la necesidad de que los países agrícolas reciban una remuneración justa por sus productos, la promoción de la industrialización racional en regiones agrícolas, el apoyo a países con escaso desarrollo industrial para modernizar su agricultura, y la mejora en la distribución de los productos agrícolas eliminando intermediarios inútiles.
Organizaciones como la Organización Internacional del Trabajo (OIT/ILO) también elaboraron convenciones internacionales sobre las condiciones de trabajo en la agricultura para mejorar las condiciones laborales de los trabajadores agrícolas.
La OAA/FAO realiza estadísticas y análisis constantes sobre la producción agrícola mundial, publicando informes como “The State of Food and Agriculture” y organizando censos agrarios mundiales cada década. Además, mantiene registros sobre organizaciones no gubernamentales dedicadas a la agricultura.
La dependencia de los países en la exportación de sus productos agrarios varía ampliamente, desde aquellos cuya exportación agraria constituye más del 90%, como Sudán y Etiopía, hasta países desarrollados con una exportación agrícola inferior al 20%, como Estados Unidos y Francia.
En resumen, desde mediados del siglo XIX, la agricultura ha sido objeto de atención internacional, con esfuerzos dirigidos a mejorar la producción, las condiciones laborales, la distribución equitativa y la seguridad alimentaria en todo el mundo.
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