De histórico. Así califican los cinco países firmantes el acuerdo suscrito este domingo en Kazajistán sobre el mar Caspio. Tras casi tres décadas de desencuentros las autoridades de este país, junto a las de Azerbaiyán, Irán, Rusia, y Turkmenistán han acordado darle un estatus especial. El Caspio quedará dividido en aguas territoriales que no superarán las 15 millas marítimas de ancho, zonas exclusivas para la pesca y aguas de uso común. También establece reglas en materia de investigación científica o construcción de oleoductos.
“Esta convención subraya la soberanía, los derechos soberanos, la jurisdicción, el derecho exclusivo de tomar decisiones de nuestros estados en el mar Caspio”, señala el presidente de Irán.
Según algunos cálculos el Caspio alberga unas reservas de unos 50.000 millones de barriles de petróleo y cerca de 300.000 millones de metros cúbicos de gas natural, además de su importantancia estratégica desde el punto de vista militar.
“Esta cumbre fija los principios de cooperación político-militar entre los estados miembros, garantiza que el Mar Caspio sólo se usará para fines civiles y que países ajenos al Caspio no tengan presencia militar en sus aguas”, apunta el presidente ruso Vladimir Putín.
Esta cumbre, la quinta convocada desde 2002 , pone fin así a un problema que surgió en 1991 con la desintegración de la Unión Soviética. Hasta entonces el Caspio había sido compartido por Moscú y Teherán pero la aparición de tres nuevos estados, las antiguas repúblicas soviéticas de Kazajistán, Turkmenistán y Azerbaiyán, obligó a replantear la partición del Caspio y sus ingentes riquezas en hidrocarburos.