Un platense supervisará para la ONU los procesos de paz en todo el mundo
En 2015, el platense Fabián Omar Salvioli (54) se convirtió en el primer argentino en presidir el Comité de Derechos Humanos de las Naciones Unidas. Ese, en rigor, terminó siendo el paso previo a un trabajo tan apasionante como riesgoso para alguien que dedicó su vida al estudio de los derechos humanos a nivel internacional. Es que el 1º de mayo asumirá como Relator Especial del Consejo de Derechos Humanos de la ONU sobre Verdad, Justicia, Reparaciones y Garantías de no repetición.
En el Instituto de Derechos Humanos de la Facultad de Derecho de la UNLP, del cual es director, el ex alumno y ex rector del Colegio Nacional (1998-2001) explica que el cargo implica “adentrarse en todos los procesos de paz del mundo post conflictos”. Para ello deberá ir a cada sitio, hablar con todos los actores involucrados, estudiar a fondo el tema, y elaborar un informe en base al cual actuará la ONU.
Menuda responsabilidad. “Absolutamente. Pero apasionante a la vez”, dice quien comenzó a interesarse por el derecho internacional a poco de pisar la facultad de calle 48.
Tras hacer la carrera entre 1982 y 1988, se dedicó a la docencia. Hace 30 años que la ejerce en la cátedra de Derecho Público Internacional, y alrededor de 20 como profesor titular.
Magister en Relaciones Internacionales, Doctor en Ciencias Jurídicas y profesor de posgrado en numerosas universidades de Europa y América Latina, Salvioli es también el director de la Maestría en Derechos Humanos que se dicta en la Universidad platense. “Fue la primera de la Argentina y cuenta con alumnos de una veintena de países”, comenta.
Vivir como docente
El primer argentino y platense en ocupar un puesto de semejante relevancia en Naciones Unidas señala que “esta es una carrera soñada, aunque para poder hacerla uno tiene que estar dispuesto a vivir de un cargo docente”. ¿Cómo es eso? “Se trata de cargos no rentados. Tanto en el Comité como en el Consejo (de derechos humanos de la ONU)”, cuenta Fabián Salvioli, y sonríe: “Hay un mito sobre estos cargos. Desde ya que se pagan los viáticos y la estadía para viajar a cada país”, aclara.
Repasando. Desde 2009 hasta 2016, el profesor platense fue uno de los 18 integrantes del Comité de Derechos Humanos de la ONU, que está integrado por expertos independientes. La postulación inicial la realiza la Cancillería. Luego, la reelección es prácticamente automática y la designación del presidente -cargo que ocupó entre 2015 y 2016- depende pura y exclusivamente de los miembros.
“Ingresé al Comité a los 44 años, y tenía como compañeros a autores de libros emblemáticos con los que me había formado. Fue una experiencia increíble”, subraya.
Pero más increíble aún fue cuando, en octubre de 2016 y en ocasión del 50º aniversario del Pacto de Derechos Civiles y Políticos de la organización, tuvo que presentar ante la Asamblea General el informe anual del Comité. “Lo hice. Recién al finalizar tomé conciencia del sitio en el que estaba parado. Desde ese atril hablaron Kennedy, el Che Guevara, el Papa, y cientos de personajes que pasaron y pasarán a la historia”.
En diciembre de 2016 finalizó su mandato en el Comité. Y el año pasado se postuló para la Relatoría Especial del Consejo de Derechos Humanos, que “está compuesto por Estados. Cuarenta y siete en total. Y se creó en 2006”.
Uno entre miles
Centenares de postulantes de todo el mundo pasan por una preselección. Quedan 22. Otra etapa de selección deja sólo 7 candidatos, que son entrevistados “por teléfono por embajadores ante la ONU de distintos países. Allí se elige una terna. Y luego, el presidente del Consejo propone a uno ante los 47 Estados miembros”, reseña el docente platense. El 23 de marzo fue notificado de su elección. Y el 1º de mayo comienza a trabajar.
“Todo esto vuelve a la facultad como un valor agregado a la enseñanza, pues no es lo mismo contarles a los alumnos lo que otros hacen que lo que uno mismo hace”, realza, y finaliza: “Aquí no hay ideologías. Esto se aprende y es un concepto vital que en la ONU se valora mucho: el respeto de los derechos humanos más allá de los gobiernos o regímenes. El problema es la tortura, no quién tortura”, remata, tajante.