Alianza del Pacífico, destino Singapur
Juan Ernesto Trejo
Octubre 2017
Una colaboración del Programa de Jóvenes del Comexi
Chile, Colombia, México y Perú tienen cosas en común. Además del uso del español y su herencia colonial, actualmente comparten visiones similares sobre el libre comercio y el desarrollo. Su libre circulación de personas, capitales, servicios y bienes están enfocados en tener un modelo económico “hecho en Latinoamérica”. Su cooperación está encaminada a discutir y mejorar en la región temas como la promoción cultural, el turismo, las políticas de género, el mercado laboral, la investigación científica sobre cambio climático, la libre movilidad de las personas, la integración de mercados de valores, la innovación o la competitividad de micro, pequeñas y medianas empresas, entre otras cosas que resalta su plataforma de acceso público. Juntos, los cuatro países conformaron un plan de integración desde 2011 llamado Alianza del Pacífico, que contempla un mercado de 225 millones de personas entre sus cuatro países, población, por cierto, joven y cuyo poder adquisitivo está en ascenso.
La Alianza del Pacífico es una zona de ventajas competitivas en sectores mineros, forestales, agrícolas, pesqueros, energéticos, automotrices y de manufacturas, según su sitio de Internet. Además de que juntos los cuatro países serían la octava potencia económica y exportadora del mundo, superando a países como Italia, Brasil, Canadá o Rusia.
Este gigante defensor del libre comercio tiene como plan atraer a la región nuevas inversiones, así como la promoción del intercambio de innovación, comercio, tecnología e inversiones con otras zonas competitivas del mundo. Si un país quisiera voltear a ver a Latinoamérica como socio, debería considerar a la Alianza del Pacífico, pues sus cuatro países equivalen al 37% del PIB de la región latinoamericana y del Caribe, además de que representan a más de la mitad de todo el comercio de la región y reciben el 45% del total de la inversión extranjera directa de la misma, según datos de su página de Internet.
En términos aterrizados a la sociedad, quizá cada país por separado no está teniendo los resultados deseados en términos culturales o de poder blando, pero podríamos pensar que la “marca Alianza del Pacífico” sí. El interés por este mercado es tan grande que países más desarrollados voltean a ver al bloque latinoamericano con gran interés. Pensemos en las becas Chevening que otorga el Reino Unido, pensadas hacia jóvenes que son futuros líderes de sus países y con una amplia red de networking. Estas becas dan prioridad a cinco áreas de cooperación entre el país europeo y México, entre las cuales una es la de relaciones internacionales, enfocada a los objetivos de la Alianza del Pacífico, como asegura su Oficial de Programa en México. También, Canadá, el primer país no latinoamericano en ser observador de la Alianza del Pacífico, es otro ejemplo. En 2015, 7700 estudiantes de la Alianza del Pacífico cursaron sus programas académicos en el país norteamericano. Para Canadá, la Alianza del Pacífico representa el 70% de su comercio con Latinoamérica, cuyo valor comercial sumó, en 2015, 46200 millones de dólares canadienses. La entonces ministra de Comercio Internacional de Canadá, hoy Ministra de Exteriores, Chrystia Freeland, comentó lo siguiente: “los estrechos y crecientes vínculos de Canadá con la Alianza del Pacífico forman la base para una asociación a largo plazo que se basa en nuestra agenda comercial progresiva”.
Más Singapur en Latinoamérica
El interés de Occidente por esta Alianza podría entenderse ideológicamente, pero hay un nuevo actor que representa una oportunidad única para diversificarnos hacia una de las zonas más prósperas y de crecimiento económico: Asia. Singapur es el primer miembro asociado de Asia en la Alianza del Pacífico. Hospitalidad, sociedad y comunidad son tres palabras que lo caracterizan. Además, se trata de un Estado multicultural cuyo sector laboral explica, en parte, esta condición. Por ejemplo, hay un flujo de la población de Malasia que vive en ese país y que cruza diariamente la frontera para ir a Singapur a trabajar. También, su sector de la construcción está dominado por comunidades de Bangladesh, China, Indonesia y Tailandia, así como el sector financiero y de desarrollo tecnológico, representado por comunidades indias y chinas. Little India en Singapur es literalmente una extracción del país que una vez fue gobernado por Mahatma Gandhi.
Singapur, un país que podríamos decir que emplea un “capitalismo a la singapurense” con una intervención del Estado bastante fuerte, cuenta con muchas cosas exportables. Una de ellas es su conocimiento en el entrenamiento, formación y capacitación técnica y vocacional, como los servicios educativos del Institute of Technical Education, funcional desde 1992, que realiza un desarrollo holístico de sus estudiantes y que actualmente ofrece consultorías y servicios de entrenamiento a compañías y gobiernos en más de 20 países como Arabia Saudita, China, India, Indonesia, Jordania, Sudáfrica o Vietnam. La capacitación técnica es vital para empoderar a una mano de obra especializada en algunos sectores o incluso para una economía oferente de múltiples servicios como enfermería, tecnología de manufacturas médicas, comunicación visual, arte culinario, hospitalidad o servicios logísticos. Esta mano de obra técnica es un elemento de capital humano que, de acuerdo con algunos expertos, México todavía no sabe aprovechar.
Por otro lado, se encuentra el Ministerio de Comercio e Industria de Singapur que es la institución encargada de identificar las oportunidades de expansión económica y de marcar las directrices de crecimiento económico. Sus estrategias están basadas en la filosofía general de la administración económica de Singapur: una adherencia fuerte a un sistema económico de libre mercado y una búsqueda activa de políticas económicas orientadas hacia el exterior.
Lim Hng Kiang, Ministro de Comercio e Industria, me comentó que el sector agrícola, los alimentos y las bebidas mexicanas son cosas que pueden ser colocadas fácilmente en el mercado singapurense. Además, Singapur es un trading hub y la puerta al Sudeste Asiático. De ese país, las exportaciones de electrónicos y sistemas para transporte público estarían listas para zarpar hacia destinos latinoamericanos, por ejemplo. También, sus tecnologías para la purificación del agua son exportables. Crear comercio con Singapur le permitirá a México acceder a las cadenas de suministro de Asia del Este y considerar cada vez más a un mercado de 620 millones de personas que integra la Asociación de Naciones del Sudeste Asiático.
Es cierto, Singapur es un país que sobrevive gracias al comercio, el cual es el generador de su bienestar, como aseguró Lim Hng Kiang. Para ello, Singapur ha facilitado a sus socios sus métodos comerciales mediante la simplificación unilateral de tarifas arancelarias. De hecho, es casi una zona libre de impuestos.
En Singapur se viven diariamente muchos temas de coyuntura. Un ejemplo es el de las bitcoins. Singapur y Suiza son los dos lugares menos regulados en el mundo en esta área. Otro asunto es el del cambio climático. Singapur, junto con Países Bajos, investiga la posibilidad de crear plataformas flotantes para hacerle frente a la subida del nivel del mar por el cambio climático. El agua, el llamado recurso que será generador de las guerras del futuro, según expertos, es un tema crucial en Singapur. El país cuenta con tres plantas desalinizadoras de agua marina. Después de un proceso de tratamiento de aguas, el líquido pasa por procesos de purificación como la microfiltración, la ósmosis inversa y la desinfección por rayos ultravioleta. En 2020 ya tendrán cinco plantas y, con esto, en la actualidad, cubren más del 25% de sus necesidades de agua. Recordemos que se trata de un país que depende de Malasia para abastecer sus necesidades acuíferas y, por esto, ha desarrollado un método complejo de reciclaje de agua. Para Singapur, el vital líquido es su futuro.
Smart cities y ciudades mundiales
Otro gran tema de Singapur es el urbano. Ciudades inteligentes, diplomacia de ciudades, iniciativas locales de las urbes para atender temas mundiales, innovación u otros son ejemplos de que en los próximos años estos actores, que no son nuevos, tendrán más peso en las tomas de decisión de los foros internacionales. Singapur tiene una ventaja al ser una ciudad-Estado: habla el “idioma urbano”. Además, se trata de un país que, aproximadamente, le ha ganado al mar un tercio de su territorio citadino.
De acuerdo con el evento de alcaldes de 2016 del World Cities Summit de Singapur, las áreas de enfoque de los alcaldes del mundo se centran, principalmente, en construir infraestructura pública, mejorar los servicios públicos, desarrollar los elementos que componen a las ciudades inteligentes de la actualidad, como los relacionados con las aplicaciones tecnológicas, y asegurar la sustentabilidad ambiental en los nuevos desarrollos de la ciudad. Ese foro destacó algunos puntos de interés comunes entre las y los alcaldes: 1) la visión en el largo plazo y la planeación es la base para todo lo demás; 2) el crecimiento inclusivo fomenta la cohesión social; 3) la cohesión social mantiene todo lo demás junto; 4) la sustentabilidad depende de la educación pública; 5) las ciudades deberían ejercer un liderazgo nacional y regional; 6) las smart cities deben adaptarse a la tecnología y a una voz ciudadana más empoderada, y 7) las ciudades deberían invertir más en capital social y cultura.
Es así como Singapur, cuya población tiene un ingreso nacional per cápita que supera los 70 000 dólares anuales, toca la puerta de Latinoamérica con el propósito de estrechar los lazos comerciales y de inversión, y el interés debería ser mutuo, por lo menos, para México. Sin duda, el país necesita acelerar su diversificación ante un panorama de adversidad comercial por la dependencia y renegociación al Tratado de Libre de Comercio de América del Norte, y Singapur es una opción real más para ello.
JUAN ERNESTO TREJO es internacionalista por el Instituto Tecnológico Autónomo de México (ITAM) con estudios de Redes Sociales y Marketing de Contenidos en la Universidad Iberoamericana. Actualmente es Secretario del Programa de Jóvenes del Consejo Mexicanos de Asuntos Internacionales (Comexi). Fue asesor legislativo en el Senado de la República, Productor Editorial de Foreign Affairs Latinoamérica y asistente de investigación en el Departamento de Estudios Internacionales del ITAM. Sígalo en Twitter en @JuanErnestoTG.