La reforma energética en México y los organismos internacionales
Septiembre 2017
Una colaboración del Programa de Jóvenes del Comexi
El proceso de la reforma energética que ha vivido México en los últimos años ha sido impresionante. Desde la apertura petrolera hasta la profundización de la transición energética (menor consumo de energías fósiles), el sector energético ha iniciado una transformación profunda.
La reforma energética trajo consigo un aumento en el diálogo internacional de México con otros países y organismos internacionales. La Agencia Internacional de Energía (AIE), el Foro Internacional de Energía (IEF), la Ministerial de Energía Limpia (CEM), entre muchos otros, incrementaron su interés por conocer de primera mano lo que estaba sucediendo en México y fortalecer su relación con el país. México llegaba acompañado de socios y organismos internacionales a la conclusión de su proceso de apertura energética.
Y es justamente en esos momentos en que la relación bilateral más profunda de México, aquella con Estados Unidos, entraba en una crisis sin precedentes derivada de los ataques constantes del presidente Donald Trump. En sus críticas más duras contra México, ha mencionado que el Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN) es uno de los peores jamás firmados por su país.
Esta posición ha derivado en un proceso de renegociación (o modernización en su versión optimista) de las relaciones comerciales reguladas por el TLCAN entre Canadá, Estados Unidos, y México. Por ello, el sector energético mexicano —antes cerrado a las inversiones extranjeras directas— puede convertirse en un aliado imprescindible en la renegociación del TLCAN.
México ha ido incorporándose poco a poco al entramado internacional de instituciones y organismos del sector energético. Cabe recordar que México no tuvo durante muchos años relaciones formales de interacción con los grandes organismos que establecen ciertas normas de conducta en el sector energético internacional.
Dentro de los organismos internacionales de energía, algunos de los más relevantes por su formalidad institucional son la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP) y la AIE. Recientemente, en 2009, se estableció formalmente la Agencia Internacional de Energías Renovables (IRENA) que continúa en proceso de incorporar a nuevos miembros. Además, desde 1957 existe el Organismo Internacional de Energía Atómica de la Organización de las Naciones Unidas dedicado a promover el uso pacífico de la energía nuclear.
En el caso de la OPEP (fundada en 1960) hubo muchos factores políticos tanto internos como externos que hicieron que México no formara parte de este grupo. Presiones externas por parte de los principales clientes de petróleo mexicano, así como el uso político de la dirección de la empresa petrolera estatal, Petróleos Mexicanos (PEMEX), pudieron haber jugado un papel determinante en que México no se adhiriera a este organismo.
Sin embargo, México y la OPEP han mantenido un diálogo cercano que se ha visto reflejado en la coordinación de la respuesta a recortes en la producción de crudo a nivel global para estabilizar el precio del hidrocarburo, en 2001 y en 2016. Adicionalmente, México ha participado como observador en algunas de las reuniones ministeriales de la OPEP.
Por lo que respecta a la AIE, justamente derivado del proceso de la reforma energética, México se encuentra en el proceso final de admisión en este organismo internacional. Se espera que en noviembre de 2017 México se incorpore como miembro. La AIE es un organismo internacional fundado a raíz de la crisis energética de la década de 1970 por los países industrializados. Debido a ello, la Organización para la Cooperación y Desarrollo Económico (OCDE) hospeda y da el marco institucional para la existencia de la AIE.
Aún sin ser miembro de la AIE, México mantuvo una relación formal de cooperación con ese organismo desde que comenzó a formar parte de la OCDE en 1994. Esta relación formal se traducía en la incorporación de México en los estudios y estadísticas energéticas, así como en el intercambio de mejores prácticas de políticas públicas en el sector.
Como he mencionado, existen otros foros y organismos internacionales del sector energético en los que México juega un papel clave, como en la Organización Latinoamericana de Energía (OLADE). También existe una gran participación en foros internacionales como la CEM y el IEF. Además, existen espacios específicos para el sector energético dentro de otras instancias internacionales, tales como el Foro de Cooperación Económica Asia-Pacífico (APEC), la ONU y sus organismos, etc. Al final de cuentas, el entramado institucional del sector energético a nivel internacional está en constante transformación derivado de los esfuerzos internacionales para asegurar una transición energética. Es en este contexto en que el sector energético mexicano muestra gran dinamismo, Estados Unidos ha forzado a sus socios estadounidenses a una renegociación del TLCAN.
Debido a las disposiciones constitucionales vigentes a principios de la década de 1990, México se reservó el sector energético dentro de la negociación del TLCAN. Específicamente, en el Capítulo VI del TLCAN sobre energía y petroquímica básica se establecen las reservas específicas de México en el sector energético. Estas reservas incluían desde la exploración y explotación de crudo y gas natural hasta la generación eléctrica.
Con la reforma energética, algunas de las reservas mexicanas pueden ser eliminadas y dar paso a un comercio trilateral libre de aranceles. Esto tiene varias ventajas para los tres países de la región.
En primer lugar, se establecería un nuevo marco para los existentes y profundos intercambios energéticos que existen entre los tres socios de Norteamérica. Canadá tiene en Estados Unidos a prácticamente su único cliente de hidrocarburos, mientras que México es el principal mercado para el gas natural estadounidense.
En segundo lugar, una de las preocupaciones principales de Estados Unidos ha sido el garantizar su suministro energético y procurar aislarlo de cambios bruscos en el mercado internacional. Con esto, se lograría crear un hub energético sumamente relevante que ayude a la reindustrialización de la región por medio del suministro de energía confiable y barata para las compañías.
En tercer lugar, incluir al sector energético dentro de la negociación del TLCAN puede traer importantes ventajas para la armonización de las regulaciones energéticas de los tres países. Un tratado renovado puede establecer mejores plataformas para contar con regulaciones armonizadas que favorezcan el intercambio energético y promuevan el desarrollo competitivo de la industria.
Es importante mencionar que recientemente el Secretario de Energía de Estados Unidos, Rick Perry, realizó una visita a México en donde apoyó una renegociación rápida del TLCAN y promovió que el sector energético de Norteamérica sea una palanca para la generación de empleos en su país. Perry, como Exgobernador de Texas, conoce de primera mano la relación interdependiente que hay en el sector energético entre los dos países.
El nuevo TLCAN podría incluir para el sector energético algunas disposiciones que ya se habían acordado en el marco de la negociación del Acuerdo Estratégico Transpacífico de Asociación Económica (TPP), específicamente en materia ambiental. Las consideraciones ambientales, con reglas generales para los tres países, podrían garantizar una protección adecuada al medio ambiente, así como generar reglas parejas para la generación energética.
Como he expuesto, México es un actor fundamental en el sector energético internacional. La llegada de nuevos operadores y jugadores en el mercado energético mexicano requería de la participación decidida de México como un nuevo jugador abierto y moderno. La membresía en la AIE, así como la participación en foros y organismos del sector energético, han contribuido a la imagen de certidumbre de la reforma energética entre jugadores clave del sector.
Esta inercia generada por la reforma energética puede ser aprovechada en la renegociación del TLCAN. El nuevo mercado energético mexicano, recientemente abierto para la inversión del sector privado en prácticamente todos sus componentes, es una de las mayores ventajas de México para lograr un acuerdo en las negociaciones.
Canadá, potencia energética igual que México, también tiene muchos incentivos en contar con un marco sólido para el comercio energético trilateral. La industria energética (con una presencia relevante en Texas, un estado que respaldó a Trump ampliamente) también estaría muy interesada en contar con un acuerdo para el intercambio comercial entre los socios de Norteamérica.
WILLIAM JENSEN es maestro en Políticas Públicas Internacionales por el University College London y licenciado en Ciencias Políticas y Administración Pública por la Universidad Iberoamericana Puebla. Colaboró en la Dirección General de Asuntos Internacionales de la Secretaría de Energía y ahora se desempeña como asesor en la Alianza Energética entre México y Alemania. Sígalo en Twitter en @williamjensen.
Esta entrada fue modificada por última vez en 21/09/2017 12:55
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