Carta Económica de las Américas (Conferencia Interamericana sobre Problemas de la Guerra y de la Paz, Ciudad de México – 1945)

La aspiración económica fundamental de los pueblos de las Américas compartida con los pueblos de todo el orbe, estriba en poder ejercitar efectiva­mente su derecho natural para vivir decorosamente, trabajar y realizar el intercambio provechoso de productos, en paz y con seguridad.

Debe darse pleno reconocimiento a esta aspiración en la formulación de un programa económico positivo. Este programa económico, que permita a los pueblos de este Hemisferio y a los del orbe lograr más altos niveles de vida, es un factor indispensable para evitar la recurrencia de la guerra. Todos los actos y políticas de los gobiernos, en el campo económico, deben estar encaminados a la creación de condiciones en que esto pueda ser posible. Al mismo tiempo, la libertad de acción en el terreno económico que sustenta a las instituciones de libertad política y personal, debe preservarse y robuste­cerse. Las dos columnas sobre las que puede edificarse un programa económico positivo para satisfacer los deseos fundamentales de los pueblos de las Améri­cas, son la elevación del nivel de vida y la libertad económica que promoverán la producción y el empleo en toda su capacidad. S610 pueden alcanzarse estos objetivos básicos mediante un sentido de seguridad y libertad de opor­tunidades en que todas las Américas acepten su responsabilidad a fin de cooperar para el logro de estas finalidades, aceptación de responsabilidad y cooperación que harán posible el uso máximo del trabajo, ls dirección patronal y el capital para el desarrollo económico eficiente de los recursos del Hemisferio Occidental, agrícolas, industriales y de toda especie.

La elevación del nivel de vida depende en último análisis de que el indi­viduo pueda rendir su máxima producción. Sólo mediante el reconocimiento de los derechos fundamentales de los trabajadores para organizarse y contratar colectivamente, y mediante la concesión a los trabajadores de condiciones de trabajo y equipo, tanto en la agricultura como en la industria, que los capaci­ten para producir más por unidad de trabajo, podrán todos aumentar sus salarios y poder de consumo, disfrutar de niveles de vida mejores y tomar así felizmente su lugar en un comercio internacional más amplio. El trabajo rinde más si se concentra en los productos de que la naturaleza nos ha dotado y si se funda en una tecnología avanzada. El empleo efectivo del trabajo depende de la iniciativa de los patrones, del uso más productivo del capital y de los recursos naturales, del desarrollo de la especialización de la organiza­ción sindical y de la cooperación en las relaciones industriales.

Deberá alentarse a los grupos y a los individuos para que emprendan nuevas empresas. Una atmósfera de confianza fundada en la ausencia de discrimi­nación económica constituye un requisito previo para el desarrollo de recursos naturales y humanos y para la expansión de los mercados. A mayor abunda­miento, la capacidad de dedicarse al comercio sin diferenciaciones y sin restricciones indebidas proporcionará cimientos sólidos a las libertades políticas y personales de los pueblos.

La fuerza económica de las Américas, basada en la elevación de niveles de vida y en la libertad económica lograda mediante la cooperación, para crear un ambiente de seguridad y libertad de oportunidades constituirá una esperanza para el universo. Fundando su programa económico positivo en los anhelos de sus pueblos y en los métodos probados por la experiencia de mejora­miento social económico, las Repúblicas americanas echarán los cimientos para robustecer el sistema interamericano, que se enfrentará a las condiciones bélicas y a las de la postguerra.

Declaraciones de Objetivos

Las Repúblicas americanas que colaboran en el esfuerzo bélico, dándose perfecta cuenta de sus relaciones tradicionalmente estrechas y de su posición y responsabilidad como parte integrante de la comunidad mundial, declaran su firme propósito de colaborar en un programa para alcanzar:

  1. La continuación de la movilización de sus recursos económicos hasta la victoria total.
  2. Una transición ordenada, en la vida económica de las Américas, de las condiciones bélicas a las de paz mediante su acción conjunta tendiente a mantener la estabilidad económica de las Repúblicas americanas durante dicho período.
  3. Una base constructiva para el firme progreso económico de las Américas, mediante el desarrollo de los recursos naturales; incremento de la industria­lización; mejoría de transportes; modernización de la agricultura; desarrollo de plantas de fuerza motriz y obras públicas; aliento a las inversiones de capital privado; capacidad patronal directiva y especialización técnica; y mejoría en la normas y condiciones de trabajo, inclusive la contratación colectiva, todo ello tendiente a elevar el nivel de vida e incrementar el consumo.

Declaración de Principios

Reconociendo que estos objetivos constituyen una aspiración fundamental de los pueblos de todo el mundo y, dada la cooperación de las naciones con análogos ideales, las Repúblicas americanas declaran que, para la consecución de estos fines, se guían por los principios siguientes:

  1. Elevación de Niveles de Vida. Enfocar la política económica de las Repúblicas americanas hacia la crea­ción de condiciones que, por medio del crecimiento del comercio interior y exterior y de las inversiones, estimulen en todas partes la obtención de altos niveles de ingresos reales, empleo y consumo, exentos de fluctuaciones ex­cesivas, a fin de que todos puedan ser alimentados, alojados y vestidos, en forma adecuada y disfruten de los servicios necesarios para la salubridad, educación y el bienestar: y disfruten asimismo digna y libremente de la recompensa a su trabajo.
  2. Igualdad de Acceso. Mediante la eliminación y prevención en todos los casos y bajo todas formas de diferenciaciones injustas, cooperar con las demás naciones para que todas tengan igual acceso al comercio y materias primas del orbe, de acuerdo con los términos de la Carta del Atlántico; y aceptar el principio recíproco de la igualdad de acceso a los bienes de producción necesarios para la industrialización y el desarrollo económico,
  3. Política Comercial Internacional. Alcanzar, a la mayor brevedad posible, la aspiración común de las Repúbli­cas americanas de encontrar fórmulas prácticas internacionales para reducir las barreras de toda índole que dificultan el comercio entre las naciones, dentro de normas que aseguren a todos los pueblos de la tierra altos niveles de vida y el desarrollo de sus economías sobre bases sólidas y promover la acción cooperativa que deberá tomarse en otros terrenos, particularmente la estabili­zación de monedas y las inversiones internacionales.
  4. Convenios Privados que Restringen el Comercio Internacional. Buscar una pronta acción, por convenio entre los Gobiernos, para impedir que los “carteles” u otros arreglos comerciales particulares obstruyan el comercio internacional, sofoquen la competencia y se interpongan a la efi­ciencia máxima de la producción, así como para lograr precios de competencia leal para los consumidores.
  5. Eliminación de los Excesos del Nacionalismo Económico. Cooperar para la adopción general de una política de colaboración económica internacional que elimine los excesos a que puede conducir el nacionalismo económico, evitando la restricción exagerada a las importaciones y el “dump­ing” de excedentes de la producción nacional en los mercados mundiales.
  1. Tratamiento Justo y Equitativo de Empresas y Capital Extranjeros. Actuar individual y conjuntamente, ya entre las naciones americanas ya con las de otros continentes, por medio de tratados, convenios u otros arreglos, para asegurar el tratamiento justo y equitativo y el estímulo a las iniciativas, técnicas y capitales llevados de un país a otro. Las repúblicas Americanas se empeñarán en prestar amplias facilidades para el libre tráfico e inversión de capitales, dando igual tratamiento a los capitales nacionales y extranjeros, salvo cuando la inversión de estos últimos contraríe principios fundamentales de interés público.
  2. Aprobación de Acuerdos Financieros y Agrícolas. Como medidas positivas en la colaboración internacional para la estabili­zación de monedas y para facilitar el desarrollo de los recursos productivos, buscar una pronta acción por parte de los gobiernos, con miras a poner en funcionamiento el Fondo Monetario Internacional, el Banco Internacional de Reconstrucción y Fomento y la Organización de Alimentación y Agricultura de las Naciones Unidas.
  1. Iniciativa Privada. Promover el sistema de iniciativa privada en la producción que ha caracterizado el desarrollo económico de las Repúblicas Americanas; adoptar medidas apropiadas para asegurar el estímulo a la iniciativa privada y para allanar en lo posible los obstáculos que retarden o estorben el desarrollo económico.
  2. Acción Internacional para Facilitar la Distribución de los Excedentes de la Producción. Cuando se trate excepcionalmente de Artículos esenciales importantes, de los cuales existan o haya el peligro de que existan excedentes gravosos, suminis­trar los medios apropiados para la solución de los problemas que ellos ori­ginen, mediante la acción nacional o internacional concertada por los países consumidores y productores para lograr la expansión del consumo y el re­ajuste de la producción, tomando debidamente en cuenta los intereses de los consumidores y de los productores y las necesidades de una creciente economía mundial.
  3. Trabajo. Adoptar medidas adecuadas para asegurar a los trabajadores de las Repúblicas americanas, conforme a las condiciones del desarrollo económico progresivo, la realización de los objetivos consignados en la Declaración de Filadelfia, adoptada por la Conferencia Internacional del Trabajo.

(Aprobada en la sesión plenaria del día 7 de marzo de 1945)

Esta entrada fue modificada por última vez en 22/07/2017 11:30

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