¿Qué impulsa la crisis mundial de los refugiados?
En el mundo hay 65 millones de desplazados, una cifra sin precedentes, en su mayoría por guerras. La mitad son niños. Estos son los 10 países que más éxodo están generando, ¿qué ha ocurrido?
Siria
Refugiados: 4,9 millones
Desplazados internos: 6,6 millones
La guerra ha expulsado de sus hogares a unos 12 millones de sirios desde 2011: 4,9 millones de refugiados registrados, 6,6 millones de desplazados internos y 250.000 solicitantes de asilo. El total es más de la mitad de la población anterior a la guerra, según algunos cálculos. El éxodo continuará mientras se prolongue el conflicto, y las perspectivas de solución diplomática o victoria militar decisiva de uno de los bandos son escasas. Hasta ahora, el régimen de Bashar al Assad ha mostrado escaso interés en negociar y ha utilizado los castigos colectivos contra la población civil de las zonas controladas por la oposición como uno de los pilares de su estrategia. La oposición está dividida entre los que son o no yihadistas, y cuenta con el apoyo de potencias externas muy distintas y con intereses contrapuestos. Existe el peligro de que él conflicto se extienda cada vez más a la región, dado que las dos partes de la frontera entre Siria y Turquía han aumentado las hostilidades. Aunque Rusia y Estados Unidos anunciaron, recientemente, un nuevo acuerdo para sostener un alto el fuego, es un trato lleno de dificultades.
A pesar del caos geopolítico, es posible tomar medidas inmediatas para abordar la crisis de los refugiados: los líderes mundiales deberían impulsar y facilitar la negociación del cese de las hostilidades en todo el país o imponer otras medidas que protejan mejor a la población y las instituciones civiles, como hospitales, escuelas y mercados; dar más apoyo a la enorme cantidad de desplazados dentro de Siria y en los países vecinos, Turquía, Líbano y Jordania; y hacer respetar las leyes internacionales y las normas que rigen el trato a los refugiados en todo el mundo.
Afganistán
Refugiados: 2,7 millones (registrados)
Más de cuatro décadas de guerra y conflictos no resueltos en Afganistán han causado el desplazamiento de millones de personas, la mayor parte de los cuales viven en Pakistán e Irán, a menudo en condiciones precarias. Además de los 2,7 millones de refugiados afganos documentados por ACNUR, se calcula que viven otros tres millones no documentados en la región. La violencia continua es un factor importante. Los talibanes están en plena expansión y controlan más territorio que nunca; los terroristas, en especial la red Haqqani, son responsables de sucesivos atentados en las grandes ciudades, incluida Kabul; y el autoproclamado Estado Islámico ha establecido su presencia en las provincias orientales de Nangarhar y Kunar.
Los civiles sufren la amenaza de los grupos terroristas y de las fuerzas afganas de seguridad que, en teoría, deben protegerlos. Y, con frecuencia, no les va mejor en los países en los que buscan refugio. A principios de septiembre, la Organización Internacional para las Migraciones (OIM) advirtió sobre la inminente crisis humanitaria debida a los miles de refugiados afganos que huyen de Pakistán en medio de, cada vez, más incidentes violentos, arrestos arbitrarios, detenciones y campañas de acoso. Desde 2014, más afganos emprenden el peligroso viaje a través del Mediterráneo hasta Europa. La UE prevé deportar a muchos de ellos de vuelta a Afganistán, donde probablemente se enfrentarán a riesgos personales y terribles dificultades económicas, en una economía de guerra en contracción. A medida que la situación de la seguridad se deteriore, es de suponer que el número de desplazados internos aumentará, y eso será una carga cada vez más pesada para un Estado mal preparado para soportarla.
Somalia
Refugiados: 1,12 millones
Decenios de conflicto casi continuo han convertido a Somalia en la tercera mayor fuente de refugiados en el mundo. Alrededor de 1,12 millones de somalíes han buscado santuario en el extranjero y hay otros tantos desplazados dentro del país. Los ataques constantes del movimiento islamista Al Shabaab hacen que se resistan a volver a sus casas. Aunque la organización ha sufrido reveses en los últimos meses, incluidas pérdidas territoriales y la muerte de varios altos jefes, ha dado pruebas de ser muy resistente, y podría recuperarse. Presionado en Somalia, Al Shabaab ha llevado a cabo atentados en Kenia, donde aprovecha los motivos locales de protesta y las tensiones entre comunidades para reclutar nuevos seguidores. En mayo, el Gobierno keniano prometió cerrar el campo de refugiados de Dadaab, que alberga sobre todo a somalíes, por motivos de seguridad. En julio, ACNUR anunció un plan para reducir la población de Dadaab —el mayor campo de refugiados del mundo— de 343.043 a 150.000 antes de que termine 2016. La situación se ha convertido en una grave preocupación nacional e internacional ante las elecciones en Kenia en 2017. Para resolver este dilema —el conflicto entre las necesidades humanitarias y los peligros para la seguridad— es necesario que tanto el país de origen como el de acogida adopten estrategias políticas pragmáticas e incluyentes.
Sudán del Sur
Refugiados: 778.700
Desplazados internos: 1,6 millones
La nación más joven del mundo se ha transformado de inmediato en una de las principales fuentes de refugiados. A finales de 2015 había 778.700, pero podría superarse el millón este año si continúa la tendencia actual. En su mayoría, los refugiados han ido a Etiopía, Kenia, Sudán y Uganda. Hay más de 1,6 millones de desplazados internos. La ONU acoge, aproximadamente, a 200.000 personas en seis campamentos repartidos por el país para la Protección de la Población Civil, pero han sufrido ataques directos en varias ocasiones. Los organismos internacionales informan de que el país afronta una crisis humanitaria, que incluye un grado sin precedentes de inseguridad alimentaria. Aunque los principales bandos beligerantes firmaron un acuerdo de paz en 2015, su puesta en práctica está siendo muy controvertida. En septiembre de 2016, Sudán del Sur está en un punto muerto muy peligroso. Da la impresión de que las negociaciones con el Gobierno para desplegar una nueva fuerza regional de protección que actúe a las órdenes de la misión de la ONU van a servir para que las partes interesadas estén ocupadas en ello en lugar de asumir un compromiso político más firme. Es necesaria una mayor coordinación entre los actores regionales e internacionales para impedir la vuelta de la violencia generalizada y nuevas oleadas de refugiados.
Sudán
Refugiados: 620.000
La guerra en Sudán del Sur ha desviado la atención de su vecino del norte, pero Sudán sigue siendo el quinto país del mundo del que más refugiados salen. Más de 620.000 sudaneses habían huido a finales de 2015, sobre todo a Chad y Sudán del Sur. Lo que les hace escapar es un régimen en modo de supervivencia, reacio a hacer las concesiones necesarias para acabar con los conflictos internos, sobre todo en Darfur y las ‘Dos Áreas’, los estados de Kordofán del Sur y el Nilo Azul. Para ayudar a poner fin a los combates, la comunidad internacional debería fomentar un mayor compromiso del Gobierno sudanés, los grupos rebeldes y los partidos políticos de la oposición con el proceso de paz de la Unión Africana en Darfur y las Dos Áreas. También sería beneficiosa la mejora de las relaciones entre Sudán y Sudán del Sur, que mantienen estrechos vínculos económicos y de seguridad en su frontera común. Como las organizaciones humanitarias tienen restringido el acceso a las zonas de conflicto, evaluar la dimensión de los desplazamientos internos es muy complicado, pero el cálculo estimado en diciembre de 2015 era que alrededor de 3,2 millones de personas habían tenido que dejar sus hogares en el país.
República Democrática del Congo
Refugiados: 540.000
Desplazados internos: 1,6 millones
A finales de 2015, había más de 540.000 refugiados congoleños en el extranjero y 1,6 millón de desplazados internos. Casi todos huyeron durante las guerras civiles que arrasaron el país entre 1996 y 2002, pero siguen teniendo miedo a volver o no pueden reclamar sus tierras ni sus propiedades. Los actos violentos perpetrados recientemente por los grupos armados de la parte oriental —cada vez más fragmentados—, las operaciones del Ejército y las eternas disputas por las tierras y el poder han causado nuevas oleadas de refugiados. Por si fuera poco, Congo es además uno de los principales países de acogida de refugiados de la región, con más de 380.000 personas que han huido de las crisis en Burundi, Sudán del Sur, República Centroafricana y Ruanda.
Las graves tensiones en la rica región de Katanga, entre grupos étnicos locales, inmigrantes y desplazados internos —que pasaron de 50.000 a 500.000 entre 2011 y 2014—, pueden ser el preludio de una escalada violenta de aquí a las elecciones nacionales previstas para noviembre. El empeño del presidente Joseph Kabila en aferrarse al poder pasado el segundo mandato que dicta la Constitución está colocando a Congo al borde del desastre. Las consecuencias de las guerras pasadas y la crisis política actual son graves obstáculos para la mayor misión de paz del mundo, la Misión de Naciones Unidas en la República Democrática de Congo (MONUC). Sin un compromiso político internacional más coordinado, el país puede volver a caer en la guerra civil, y eso engendrará nuevas espirales de dolor y desplazamientos.
República Centroafricana
Refugiados: 470.000
Desplazados internos: 421.000
Los brotes de violencia en República Centroafricana han obligado a más de 470.000 refugiados a salir, sobre todo a Camerún, Chad y República Democrática de Congo. Hay otras 421.000 personas desplazadas dentro del país. En total, alrededor de la quinta parte de la población ha tenido que abandonar su hogar. Hay mucha criminalidad y graves tensiones entre comunidades, entre musulmanes y no musulmanes. La reubicación permanente de los musulmanes que huyen de los ataques de las milicias antibalaka en el oeste a las ciudades del este, controladas por los antiguos guerrilleros seleka, ha alterado el equilibrio demográfico. La crisis ha creado fronteras étnicas o religiosas dentro de algunas ciudades y ha transformado antiguos barrios mezclados en otros homogéneos desde el punto de vista religioso. La toma de posesión del presidente Faustin Archange Touadéra, en el mes de marzo, supuso el fin de una difícil transición política de tres años, pero el nuevo régimen democrático está amenazado por grupos armados y se enfrenta a multitud de problemas. El Gobierno y la comunidad internacional deben centrar sus esfuerzos en cuatro prioridades urgentes: promover la reconciliación, desarrollar una estrategia para ayudar a los refugiados a volver a casa, luchar contra la impunidad y avanzar hacia el desarme, la desmovilización y la reintegración de los miembros de la milicia.
Birmania
Refugiados: 451.000
Décadas de conflicto y represión política en Birmania han dejado a 451.000 personas refugiadas o en situaciones similares, sobre todo en Tailandia y Bangladesh. Hay, además, varios cientos de miles de desplazados internos y muchos que viven en los campos en unas condiciones horribles, con muy poco acceso a los servicios oficiales y de protección. Todavía son más los que han salido de Birmania para trabajar como inmigrantes, sobre todo en Tailandia; muchos son inmigrantes económicos, pero bastantes han huido de la guerra y la represión. El nuevo Gobierno, encabezado por Aung San Suu Kyi, cuenta con un sólido mandato electoral y la legitimidad popular, pero sigue teniendo grandes obstáculos. Entre las prioridades están cumplir la promesa del Acuerdo Nacional de Alto el Fuego en 2015, encontrar una solución política negociada para las seis décadas de guerra civil con los numerosos grupos armados del país y construir una paz sostenible en la práctica. Asimismo, el Gobierno debe abordar la situación de los rohingya y otras comunidades musulmanas en el estado de Rakáin, pese a la hostilidad de los nacionalistas budistas que forzaron el desplazamiento interno de unas 145.000 personas cuando estalló la violencia entre comunidades en 2012-2013. El respaldo internacional va a ser crucial para sostener el proceso de paz, facilitar las condiciones para el regreso de los refugiados en el noreste, el sureste y en el estado de Rakáin y proporcionar ayuda técnica y económica al Ejecutivo.
Eritrea
Refugiados: 411.300 (registrados)
A finales de 2015 había alrededor de 411.300 refugiados documentados de Eritrea, una mera porción de un éxodo mucho más amplio de personas que han abandonado el país. Durante la primera mitad de 2016, los eritreos fueron el mayor grupo de refugiados que llegaron a Italia haciendo el peligroso viaje a través del Mediterráneo. El origen de esta migración de masas está en la represión y los abusos cometidos por el Gobierno autoritario del presidente Isaías Afewerki, el rechazo al servicio militar obligatorio y la pobreza generalizada. Si bien los recientes giros geopolíticos han suavizado el aislamiento económico del país y quizá desemboquen en mejores perspectivas, el estallido de la tradicional disputa fronteriza con Etiopía en junio de 2016 pone de relieve el riesgo de una nueva guerra. Para garantizar la estabilidad y reducir el éxodo, el Gobierno debe resolver sus problemas fronterizos y llevar a cabo reformas internas, en particular abrir el espacio político e intensificar las relaciones con los socios internacionales.
Colombia
Refugiados: 340.200
Desplazados internos: 6,9 millones
Más de cinco décadas de guerra han hecho que Colombia tenga el mayor número de desplazados internos del mundo, 6,9 millones de personas, además de otros 340.200 refugiados. Hallar soluciones para quienes se vieron obligados a dejar su casa durante la guerra es esencial para garantizar una paz duradera. El histórico acuerdo de paz anunciado en agosto entre el Gobierno y las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) incluye un plan claro y creíble de justicia transicional para las víctimas de los crímenes cometidos durante el conflicto, incluidos los desplazamientos forzosos. La Ley de Víctimas y Restitución de Tierras de 2011 ya establece un marco sólido, pero muchas víctimas esperan aún que se cumpla la promesa de reparaciones integrales. También es necesario realizar una reforma agraria e impulsar el desarrollo rural para mejorar las vidas de millones de personas en las regiones más pobres del país, donde la guerra impidió el acceso a las oportunidades económicas, los servicios públicos básicos y la seguridad. Las tareas más urgentes —aparte del referéndum sobre el acuerdo de paz, previsto para el 2 de octubre— son la entrada en vigor del cese total de las hostilidades y el desarme y la reintegración de unos 15.000 combatientes de las FARC, al tiempo que se garantiza su seguridad y la de las comunidades rurales que han controlado hasta ahora.
Traducción de María Luisa Rodríguez Tapia
El artículo original ha sido publicado en International Crisis Group.
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