Ucrania: civiles atrapados por el conflicto
En Estados Unidos se debate sobre si armar o no al ejército ucraniano. En la Unión Europea, Alemania y Francia intentan un esquema de acuerdo entre Kiev y Moscú ante las conversaciones cuatripartitas prevsitas para el miércoles 11 en Minsk (Bielorrusia). Mientras, el conflicto en Ucrania entra en su segundo año.
Organizaciones no gubernamentales como Médicos Sin Fronteras, Human Rights Watch, Amnistía Internacional o International Crisis Group alertan del creciente número de víctimas civiles y de ataques indiscriminados a hospitales y vías de comunicación por donde huyen los habitantes de poblaciones como Debaltseve (en la región de Donetsk), nudo ferroviario estratégico y bastión del ejército ucraniano.
“La población (Debaltsevede) de 25.000 personas se ha reducido hasta alrededor de 7.000 (…) Hay muchas personas mayores que están recluidas en sus sótanos, en condiciones de hacinamiento muy extremas, totalmente aterrorizadas”, Joanne Mariner, asesora general sobre respuesta a las crisis en Amnistía Internacional.
El 30 de enero, un equipo de MSF regresó al hospital de Marinka, 35 kilómetros al oeste de la ciudad de Donetsk, donde cinco días antes había llevado suministros médicos. Solo un día después de la primera entrega, el 26 de enero, el hospital fue alcanzado por los bombardeos y todo el personal se trasladó a un pueblo cercano.
En Gorlovka, una de las ciudades más afectadas en la primera línea de frente, MSF denuncia que miles de civiles no lograron huir a tiempo: una sola entrada por una carretera estrecha y extremadamente peligrosa constituye el único acceso para entrar y salir. En el Hospital número 2, MSF contabilizó más de 100 pacientes heridos en las salas de cirugía. “Muchos de los médicos del hospital han huido”, explica Hugues Robert, responsable del programa de emergencia
de MSF.
Desde mediados de enero se ha producido una escalada en los enfrentamientos entre el ejército ucraniano y los separatistas prorrusos. International Crisis Group alerta del aumento de víctimas civiles en las las últimas dos semanas debido a ataques a autobuses, a vehículos que transportan población civil, a mercados, a controles de seguridad de las carreteras y en las vías entrada o salida a las ciudades.
El 4 de febrero la ONU publicó un comunicado en el que denunciaba los bombardeos indiscriminados tanto en las áreas controladas por el gobierno de Ucrania –en ciudades como Avdiivka, Debaltseve, Popasna y Shchastia y el asentamiento de Stanytsia Luhanska– como en las ciudades de Donetsk y Horlivka, bajo control de los grupos armados prorrusos. Hasta la fecha, el ataque con mayor número de víctimas civiles fue el del 24 de enero en Mariupol, donde murieron al menos 31 personas y 112 fueron heridas. El alto comisionado de la ONU para Derechos Humanos, Zeid Ra’ad al Hussein, ha señalado que solo en las tres semanas últimas de enero, al menos 224 civiles habían muerto y 545 estaban heridos a causa del conflicto. “Cualquier escalada sería catastrófica para los 5,2 millones de personas atrapadas en el conflicto en las regiones orientales de Ucrania”, advierte Al Hussein.
Observadores de Human Rights Watch y la Organización para la Cooperación y la Seguridad en Europa (OSCE) han documentado el empleo de munición de racimo. Ni Rusia ni Ucrania firmaron la convención de 2008 que prohibe el empleo de este armamento debido al alto número de víctimas civiles que provoca. Las dos organizaciones señalan que esta munición está siendo empleada tanto por las fuerzas gubernamentales ucranianas como por los separatistas prorrusos.
Hasta el 3 de febrero, y según datos del Alto Comisionado de la ONU para Derechos Humanos, el conflito en Ucrania había costado la vida a 5.358 personas (incluyendo los 298 pasajeros del vuelo MH14 abatido el 17 de julio). El número de desplazados internos es de 921.640, entre ellos 136.216 niños, principalmente en las regiones orientales de Donetsk y Lugansk. Se estima que 600.000 personas se han refugiado en países vecinos, de los cuales 400.000 han ido a Rusia.