La Primera Conferencia Internacional Americana (Washington, 1889-90) adoptó la siguiente declaración: “. . . Que un ferrocarril que ligue todas o la mayor parte de las naciones representadas en la Conferencia contribuirá poderosamente al desenvolvimiento de las relaciones morales e intereses materiales de dichas naciones; . . . Que el medio más adecuado para preparar y resolver su ejecución, es el nombramiento de una Comisión internacional de ingenieros que estudie los trazados posibles, determine su verdadera extensión, calcule sus costos respectivos y compare sus ventajas recíprocas. . . .”
El organismo proyectado en aquellos términos se constituyó primero con el nombre de “ Comisión del Ferrocarril Intercontinental,” y estuvo bajo la dirección de un Comité Ejecutivo, formado por un Presidente y cuatro miembros adicionales a los que había de agregarse un sexto miembro, de modo que se hallaron representados en el Comité plenario estos seis países: Colombia, Ecuador, Estados Unidos de América, Paraguay, Perú, Venezuela. Subsecuentemente llegó a doce el número de naciones asi representadas, quedando incluidos en el Comité los representantes de seis países más, a saber: Argentina, Brasil, El Salvador, Guatemala, México, Uruguay. Según el trazado propuesto por esa Comisión, el Ferrocarril debía extenderse desde Nueva York a través de los Estados Unidos, pasando luego por México, Guatemala, El Salvador, Honduras, Nicaragua, Costa Rica, la parte de Colombia que ahora pertenece a Panamá, Colombia, el Ecuador, el Perú, Bolivia, y la Argentina, y terminando en Buenos Aires, lo que constituiría una distancia de aproximadamente 16.287 kilómetros. Además, varios ramales habían de conectar la línea troncal con ciertas ciudades y regiones no alcanzadas directamente por ella.
Sometido el informe de dicha Comisión para los comentarios de la Segunda Conferencia Internacional Americana (México, D. F., 1901-1902), esta asamblea aprobó una resolución al respecto, mediante la cual creó la primera Comisión Permanente encargada de ayudar y alentar la construcción del Ferrocarril. La nueva entidad permanente estuvo integrada originalmente por dnco miembros: dos representativos de los Estados Unidos, y tres representativos respectivamente de México, el Perú y Guatemala. En 1906, y asimismo en 1910, dos Conferencias Internacionales Americanas (la Tercera y la Cuarta, reunida la una en Rio de Janeiro y la otra en Buenos Aires) prorrogaron la existencia de la Comisión.1 En 1923, la Quinta Conferencia (celebrada en Santiago de Chile) adoptó una resolución que tuvo por resultado la reorganización del referido organismo por agencia del Consejo Directivo de la Unión Panamericana, el cual nombró a siete miembros. De ahí en adelante, la Comisión, cuyos miembros varían de cuando en cuando, sigue presentando regularmente informes sobre los progresos realizados, hadendo estudios en las regiones de que se trata, y diseminando propaganda educadonal al respecto. Tanto la Quinta como la Sexta Conferencia (La Habana, 1928) encomendaron a la Comisión del Ferrocarril Panamericana el estudio de los medios técnicos y Financieros destinados a fadlitar la construcción del Ferrocarril. La Séptima Conferencia (Montevideo, 1933) introdujo algunas alteradones en el trazado original del Ferrocarril, recomendando que, “además de la línea intercontinental estudiada por el acuerdo de mil ochocientos noventa,” se procediera a “determinar las líneas troncales del sistema ferroviario, debidamente ramificado,” que servirían no sólo para vincular entre sí las regiones meditérraneas de América sino también para promover el desarrollo de aquellas dotadas de riquezas naturales cuyo progreso hubiera sido retardado por su aislamiento. Este ” Ferrocarril Central Panamericano” (denominación sugerida por la Conferencia de Montevideo) debía construirse en forma apropiada para el servido de las regiones destinadas a ser centros de población, de comerdo o de futuras actividades, dándose acceso, en particular, a los puertos actuales o futuros de los grandes ríos navegables de las cuencas hidrográficas del Orinoco, del Amazonas y del Plata. La Octava Conferencia, celebrada en 1938 en la ciudad de Lima, recomendó (supra, pág. 67) que la Comisión Permanente del Ferrocarril Panamericano continuara sus labores, con la cooperación de los Gobiernos americanos.
Según los datos más recientes publicados al respecto, existen ya 11.473 kilómetros del Ferrocarril, quedando aún por terminar 4.814 kilómetros.
Aunque la Comisión del Ferrocarril Panamericano no tiene sede permanente, suele celebrar sus sesiones, actualmente, en la ciudad de Washington. La Unión Panamericana sirve como Secretaria de la Comisión.
Obras a consultar: Para las referidas resoluciones de las siete primeras Conferencias Internacionales Americanas, véase: Conferencias Internacionales Americanas, 1889-1936 . . . (Washington, 1938), págs. 11, 86, 143, 188, 374, 415, 553. Ferrocarril Pan-Americano: Discursos del Señor Presidente, Hon. H. G. Davis, de los Señores Representantes Diplomáticos de las Repúblicas Americanas, y de Otros Señores. En Ja Comida Dada en Honor de la Comisión, en Washington, en Marzo 75 de 1905. Miras del Señor Andrew Camegie. Textos inglés y castellano. (Washington, 1905). Política Ferroviaria de la América, por el Ing. Santiago Marín Vicuña (Santiago de Chile, Imprenta Universitaria, 1937), pág. 9. Comisión del Ferrocarril Panamericano. Unión Panamericana, Washington, D. C., E. U. de A. Informe Sometido a la Consideración de los Delegados a la Sexta Conferencia Internacional Americana, que se Reunirá en la Habana, Cuba, el 16 de enero de 1928. [Folleto mimeografiado.] El Ferrocarril Inter-continental Pan-americano. Su estado actual, por Santiago Marín Vicuña (Prensas de la Universidad de Chile, Santiago, 1933), pág. 14. Octava Conferencia Internacional Americana, Lima, Perú, 9 de diciembre de 1938: Manual Especial para Uso de los Delegados (Preparado por la Unión Panamericana, Washington, 1938), pág. 96. The Pan-American Raihoay: Its Business Side, por H. G. Davis (Washington, 1906). Pan-American Raihoay: Reports, Etc., por H. G. Davis (Washington, 1907).
La asamblea de Buenos Aires, así como varias Conferencias posteriores, han empleado la denominación, “Comité,” refiriéndose a la Comisión Permanente. No hay que confundir el tal Comité con el susodicho órgano ejecutivo de la antigua Comisión del Ferrocarril Intercontinental.